La energía cambia vidas

Elí Coba: el destello que encendió su comunidad

Elí Coba, joven agricultor y ganadero, nació en Suro Antivo, una pequeña comunidad aislada en la provincia de San Pablo, Cajamarca, que hasta el 2010 vivía solo con la luz que el cielo o pequeñas lámparas a gas podrían brindarles. Ese año un granero se convirtió en una microcentral hidroeléctrica, fuente de energía limpia para más de 80 familias. Como operario de esta tecnología, Elí es parte clave de esta transformación, cuya sostenibilidad radica en el poder de la participación ciudadana. 

A pesar de lo demandante que puede resultar asumir dicha responsabilidad, Elí realiza esta labor de manera eficiente gracias a las capacitaciones recibidas por parte del proyecto y a la confianza brindada por la población. Además, él tiene una motivación especial, con una gran sonrisa, comenta: “A mí me gusta la energía. Me gusta hacer las instalaciones y operar la turbina. O sea, es como si fuera un hobby para mí”.

Elí vio una oportunidad para mejorar la calidad de vida de su familia y la de sus vecinos con la implementación de la microcentral hidroeléctrica por parte de Practical Action en el marco del proyecto Planificación y Desarrollo Energético (PDE), la cual permitió que muchas familias de la zona accedieran a luz eléctrica por primera vez.  

“Antes vivíamos en oscuras. En la noche usábamos velas y pilas para los radios. No teníamos celular porque no había donde cargar. Yo lo veía triste porque simplemente teníamos la luz del día que Dios nos daba”, cuenta Elí, con un tono melancólico, al recordar cómo era el día a día antes de contar con energía eléctrica. “Mi motivación para seguir trabajando como operador de la turbina es para mantener el bien de mi población”, asevera. 

Todos los días, Elí se despierta a las 5:00 a. m. para iniciar sus actividades. Realiza dos supervisiones diarias, estas consisten en limpiar la cámara de carga cuando se bloquea de hojas y revisar que los equipos de la planta estén funcionando correctamente. Sin embargo, confiesa que siempre debe estar alerta porque “algunas veces, hay fallas en la turbina por motivo del clima. A veces llueve, puede ocasionar algún derrumbe por ahí y se tapa el canal. Entonces, yo lo atiendo”. 

Lleno de orgullo, Elí nos comenta que vio una posibilidad de cerrar la brecha que los separaba del mundo, a través del acceso a la energía eléctrica. “Ahora, existe la posibilidad de realizar actividades por la noche: hacer tejidos y que los niños puedan estudiar y hacer sus trabajos. Así también, el poder tener un celular, una laptop, un refrigerador, un televisor, entre otras cosas. “Hemos cambiado, muchas familias se han superado. En motivo de educación, excelente. Mis pobladores están alegres en verdad”, afirma. 

Elí es consciente que aún hay muchas cosas por hacer y mejorar en su comunidad, pero al mismo tiempo es optimista y sabe que con el esfuerzo y el empeño de cada persona buscarán siempre superarse. “Ahora, gracias a la energía, sí hay futuro”, comparte como última reflexión.